top of page

Un tono de gracia en nuestra predicación


Fíjate con atención en los siguientes proverbios: “Las palabras amables curan y ayudan; las palabras cortantes hieren y mutilan. Proverbios 15:4. “La mirada que anima trae alegría al corazón, y las buenas noticias dan nuevas fuerzas”. Proverbios 15:30

Hace tiempo caí en la cuenta de que podía escuchar un mismo tema predicado por dos predicadores diferentes y vivir experiencias muy distintas, incluso opuestas. Uno me motivaba a seguir, a cambiar, a tomar un paso de fe, a levantarme, a arrepentirme, mientras que el otro me desmotivaba, me abatía, me acorralaba; me sentía condenado, sin ganas de cambiar. Hasta salía enojado después de escuchar la prédica. Pensé mucho al respecto: “¿Cuál es la diferencia entre estos predicadores? Los dos están predicando acerca del mismo tema; los dos están buscando un cambio en la misma área; los dos tienen muy buen contenido y son buenos comunicadores. ¿Cuál es la diferencia?”.

Encontré algo que yo ahora llamo el tono de gracia. Unos hablan con un tono de gracia y otros con un tono de legalismo. No quiero meterme en la doctrina de la gracia y de la ley porque este libro no es para eso, pero sí quiero proclamar con claridad que los que somos predicadores del evangelio somos anunciadores de buenas noticias, no de malas. Somos distribuidores de esperanza, somos portavoces de un salvador, no de un condenador, somos portadores del corazón de un Padre, no del de un tratante de esclavos, somos el reflejo del gozo del cielo y no del enojo del infierno.

También creo que podemos y debemos decir qué es pecado y condenarlo al ciento por ciento, pero creo que se puede —al mismo tiempo que condenamos el pecado— dar esperanza al pecador. No soy de los que creen que no se debe predicar en contra del pecado; el problema es que muchos predican en contra del pecador, y creo que debe predicarse más del ideal de Dios que del fracaso humano. Lo cierto es que puedes decir las mismas verdades con un tono de condenación o con un tono de gracia. El tono de condenación busca regañarte por tu error, pero el tono de gracia busca ayudarte a salir de tu error; el tono de condenación se enfoca en tu fracaso, pero el tono de gracia se enfoca en tu futuro.

Ver portadores de la imagen de Dios: “Al bajar Jesús de la barca vio a la multitud, y se compadeció de ellos porque parecían ovejas sin pastor. Y comenzó a enseñarles muchas cosas”. Marcos 6:34 Jesús veía a las personas como ovejas. Aun cuando no estaban siguiéndolo a él como su buen pastor, no los veía como cabritos rebeldes, los veía como ovejas que aún no tenían pastor. Dios ve hijos en toda la humanidad; aun cuando son huérfanos que se apartaron de su Padre celestial, Dios sigue viéndolos como hijos. Todos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y el pecado ha distorsionado nuestra capacidad para reflejarla, pero todos —justos e injustos— fuimos creados a imagen de Dios. Predicar con un tono de gracia es recordar que estamos hablando con portadores de la imagen de Dios y, por lo tanto, debemos mostrar compasión, respeto y empatía.

Corregir la acción y construir la identidad: Predicar con un tono de gracia no es evitar hablar del pecado, no es evitar la corrección o la confrontación; un tono de gracia consiste en corregir la acción y construir la identidad al mismo El tono de condenación se enfoca en tu fracaso pasado, el tono de gracia se enfoca en tu futuro posible. Jesús dijo a sus discípulos: “Síganme y los convertiré en pescadores de hombres” (Mateo4:19). Sus discípulos no tenían un pasado brillante, ni siquiera el pasado “correcto” como para ser apóstoles. Eran pescadores sin estudios, cobradores de impuestos, hombres en ocasiones egocéntricos, que solo buscaban notoriedad, pero Jesús les dijo: “serán pescadores de hombres”. ¿Puedes ver a tus oyentes con ojos de fe? ¿Puedes verlos libres para adorar a Dios? ¿Generosos con el mundo que los rodea? ¿Prósperos en sus familias y proyectos? ¿Viviendo en una santidad alegre? ¿O solo puedes verlos con ojos naturales: endeudados, ofendidos, tacaños y fracasados? Debo hablar del poder del pecado, pero debo hablar mucho más del poder de Jesús para darme un mejor futuro.

“Pero, allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor”. Romanos 5:20b-21 NVI ¡Que sobreabunde la gracia en nuestras predicaciones para ayudar a las personas que abundaron en pecado a buscar un futuro viviendo la vida en Cristo!

Edificar la iglesia, no regañar a una persona: El que usa el púlpito, un grupo pequeño o cualquier oportunidad de enseñanza o instrucción para dar un regaño a alguien, está actuando con cobardía. ¿Cobardía? Sí, porque debería confrontar con amor y verdad a la persona, uno a uno. Debería ser honesto con él o ella y buscar una mejora en la relación. Eso es valentía; eso es bíblico. Algunos se atrincheran detrás de un púlpito para soltar una bofetada y luego esconderse, pero sé que tú tienes el deseo de construir el futuro de las personas, de hablar vida a sus corazones y de edificar a tu audiencia. Estoy seguro de que Dios va a darte la perspectiva correcta y la sabiduría para hacerlo con un toque sobrenatural.

Incluirnos a nosotros mismos: Nunca me ha gustado escuchar a predicadores que solo están hablando acerca de su audiencia, siempre diciendo lo mal que está la condición del mundo y de la iglesia, siempre usando ejemplos de algún artista que se suicidó o de algún pastor que fracasó, o de cristianos fríos e indiferentes a la causa de Cristo. Predicadores, mujeres y hombres, que en ningún momento se incluyen a sí mismos en la predicación, como si ellos fueran perfectos y todos los demás estuviéramos mal, como si fueran súper humanos y súper cristianos y los demás fuéramos cristianos de segunda clase. Este es un tono de condenación.

Un tono de gracia admite que todos tenemos problemas, que estamos en un proceso y que tenemos fallas. Un tono de gracia es predicar hacia ti también, admitir que tú y yo igualmente estamos aprendiendo; es usar ejemplos de tu propia vida y ser transparente con las dificultades y fallas que has tenido al aplicar algún principio a tu vida, a tus emociones, tu enojo, tu impaciencia, o a la manera en que te ha costado trabajo vivir en el ideal de Dios en alguna área de tu vida. Sí, cuenta tus testimonios de victoria, pero también cuenta tus derrotas. Eso inspira al cambio, eso conecta, eso permite a la gente pensar: “Si él o ella pasó por eso y pudo levantarse, ¡yo también puedo con Dios!”.





Este artículo fue extraído del Libro “Predicación al siguiente nivel ” de Andrés Spyker.

7 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page